La desinformación, el desprestigio, el temor, la incertidumbre parece ser la constante en la actualidad, una forma de interrelación y comunicación con la cual la opinión pública se ve constantemente bombardeada con mensajes irresponsables cargados de injurias, chismes, mentiras y demás que nada tienen que ver con las necesidades que aquejan a la humanidad y en particular al país.
Lejos de plantear ideas, proponer proyectos, expresar opiniones constructivas estos mensajes generan pánico y temor, van encaminados a producir en quienes los escuchan confusión y odio; distraen la atención de las personas con informaciones falsas, utilizando la imagen e integridad de personas públicas (deportistas, artistas, líderes religiosos, periodistas, entre otros) para aprovechar su credibilidad y popularidad en favor de intereses particulares.
Quienes están detrás de ellos esperan que se difunda el falso comentario y la difamación, para que las personas entren en su juego respondiendo violentamente, una actitud que no tiene lugar entre quienes se enfocan en trabajar por construir paz. Es decir, quienes con solidaridad, compromiso, generosidad, creatividad y desprendimiento adoptan actitudes de no violencia y se involucran con proyectos generadores de paz.
La oportunidad que representa tener un espacio propicio de reconciliación en el que se plantea que los enemigos, personas con grandes diferencias, que durante el periodo de conflicto se han enfrentado cometiendo actos tenaces (unos y otros), se ponen de acuerdo para restablecer el territorio.
Y propiciar la convivencia con creatividad, educación, talento y cultura.
Parar una guerra que se ha hecho con sangre de personas que por su situación de miseria y pobreza no tuvieron acceso a las condiciones mínimas de salud y educación, es plantear la posibilidad de crear nuevas oportunidades para las generaciones presentes y futuras.
Se hace necesario parar la energía de odio y elevar los contenidos con los que nos interrelacionamos hacia el planteamiento de ideas y proyectos que engrandezcan la nación, la lucha debe ser por buscar el progreso de todos y este no se alcanzará si le hacemos el juego a quienes con estrategias y artimañas negativas, que incitan y estimulan el odio, se empeñan en mantener una guerra que muy seguramente solo apunta a intereses particulares.