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Junior, tu papá


Los que me conocen saben que hay dos elementos que marcan muchísimo mi identidad: el ser Caribe, y derivado del mismo, soy hincha del sabroso Junior de Barranquilla. Soy ateo, pero sigo con religiosidad cualquier movimiento de mi Junior, casi tan enfermizo como algunos católicos y evangélicos que conozco por ahí siguen sus doctrinas. Así que como buen fanático, pocas cosas me mueven más la fibra que cuando se meten con el Junior, y peor cuando de paso van insultando al Caribe.

Entiendo que somos un país de regiones, en donde se encuentran culturas muy marcadas y diferentes entre sí, que juntos, formamos el sancocho (no ajiaco) que es Colombia. Soy el primer promotor que entre nosotros nos mamemos gallo y que molestemos a los cachacos por amargados y por no saber bailar, a los santandereanos por bravos, a los caribes por flojos y bulleros, etc. Pero cuando ya los estereotipos comienzan a afectar la forma en que nos organizamos o generan ‘legítimos’ odios, la cosa se pone maluca.

En algún momento escribió el gran David Sánchez Juliao: “Porque, si los costeños nos independizamos, terminaríamos siendo, sin cachacos, una especie de Haití. Y si ustedes los cachacos se independizan, terminarían, sin costeños, siendo algo parecido a Bolivia. ¿Cuál prefieres, Bolivia o Haití?” (Entiéndase por cachacos, los habitantes de la zona comprendida entre Aguachica e Ipiales). Lo que le interpreto al Viejo Deivid, es que en las cosas importantes nos complementamos y eso debemos mantenerlo presente.

Para los que no saben, les cuento que el Junior de Barranquilla modelo 2017 II es una ricura, nos tiene a todos felices, jugando con una magia y alegría que refleja el sentir diario de los habitantes de la tierra de Gabo. Para lograrlo, realizó unas inversiones millonarias (no confundir con Millonarios, pobres los de Millonarios) que como producto, trajeron a la ya famosa dupla Cha – Teo, quienes a punta de goles y taquitos tienen a este Junior ganando.

Sin embargo, algunos cachacos amargados se han empecinado en reducir a estereotipos todo lo que pasa en mi tierra y esta vez ni mi Junior se salvó. Dado que la familia del alcalde de Barranquilla, es también la dueña del Junior, asumen que se refuerza al equipo para subir la popularidad del alcalde y así ganar cuanta elección se les atraviese. Seamos malpensados, digamos que esa es la intención detrás los refuerzos del Junior, y no simplemente un equipo de fútbol tratando de ser mejor y ganar títulos (¿a quién se le puede ocurrir semejante barbaridad?); lo que me ofende es que tengan la rapidez para pensar que en Barranquilla, somos así de idiotas como para tomar nuestras posiciones políticas con base en los goles anotados por Jarlan Barrera.

Este estereotipo del costeño corrupto, que compra y vende conciencias, nos ha hecho muchísimo daño. Recuerdo una mañana hace unos años, escuchar en La W a algunos periodistas sugerir a manera conspirativa, la necesidad de revisar ‘bien bien’ lo que pasaba en el Ministerio de Transporte, ya que la entidad y sus adscritas estaban llenas de caribes ¡Háganme el favor! Como si la mayoría de Ministerios no estuvieran llenos de cachacos.

Ese cuentico que la corrupción nos pertenece a los del Caribe y a los Nule es tan absurdo como abusivo; como si los hermanos Moreno no existieran, o si la compra y venta de notarías fueran indignas de las conciencias de los cachacos, como si el “yo te nombro tú me nombras” aplicara sólo para cargos entre la Gobernación de Sucre y su asamblea departamental. Pongámonos serios.

Es verdad que el Caribe es una de las dos zonas del país con mayores índices de pobreza, y es verdad que parte del problema que históricamente hemos tenido ha radicado en la cancerígena corrupción de nuestros dirigentes, pero también es verdad que somos hombres y mujeres con opiniones y que nuestra identidad Caribe, libre, liberal y libertaria, no es unidimensional, no aplica sólo para la mamadera de gallo. También se ve reflejada en nuestras posiciones políticas y en quienes elegimos para que nos representen.

Si Uribe saca 70 por ciento de votos en Antioquia es porque allá son conservadores, patriotas que velan por los intereses y destinos de la nación, pero si Santos saca 70 por ciento de los votos en el Caribe, la única explicación es que ‘se robó’ las elecciones. Hombe… Que nos hemos equivocado eligiendo a nuestros líderes... ¿Quién no? Que algunos ciudadanos venden su voto... ¿Dónde no? No sean tan injustos y reconozcan que estos problemas son colombianos y jamás exclusivos de nuestro Caribe.

Hinchas del Junior los hay simpatizantes de Uribe, otros de Petro y otros de Fajardo. Para que me entiendan mejor, acudo a Juan Gossaín cuando escribe: “Barranquilla, en cambio, tiene la virtud de igualar a toda la gente (…) Eso lo aprendieron desde niños porque, a despecho de la vanidad humana, debajo de un capuchón de carnaval todo el mundo es igual. Debajo de la camiseta del Junior, también”.

Amor, paz y Junior, tu papá.

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