POLARIZACIÓN, MIEDO Y DEMOCRACIA
La jornada electoral del domingo 11 de marzo, tiene varias lecturas. La primera: Que el país voto con miedo. Segunda Que prefiere el acartonado sistema que arriesgarse al cambio incierto. Tercera: Que los barones electorales saben pescar en río revuelto. Todo eso sumado a lo que no se dijo y que es la verdad mas cierta de la jornada electoral. El pueblo está cansado de ser utilizado.
Que 840.000 se hubiesen pronunciado con voto en blanco (mas que el senador más votado) y que resulten 1.600.000 votos nulos, más 546.000 no marcados, quiere decir que no hay educación electoral, que es complejo votar, y que la gente no quiere participar, ya que la abstención para estas elecciones superó el 58 por ciento.
¿Qué lectura se saca de todo esto? Que la corrupción, la compra de votos, un sistema cansado y comprometido en sus principios, no mueve al conglomerado social para acudir a las urnas. Tristeza, cuando la democracia en América Latina fracasó precisamente por la apatía del pueblo a participar, porque está convencido que su voz ni suma ni resta, solo resiste.
SISTEMA COMPLEJO, POCO FUNCIONAL E INSUFICIENTE
No es un secreto que lo sucedido el domingo, cuando en varios puntos de votación escasearon los tarjetones, nos coloca frente al mundo en un ridículo mayúsculo como sistema electoral.
Que las personas hubiesen tenido que salir a sacar fotocopias de los tarjetones, muestra bien, que la organización electoral no es tal, y que la improvisación, el jugar al azar y jugar a la no participación, produjeron un descredito de la Registraduría, ente encargado de la organización electoral, que somos solo comparados con países como Ruanda o Burudí, donde las personas por sus propios medios depositan su voluntad creyendo firmemente que están participando.
En otras latitudes, a las siete de la noche se hubiera conocido la destitución del Registrador, y la apertura de un pliego de cargos por parte de la comisión de acusación de la Cámara de Representantes, contra el Ministro de Hacienda, quien el domingo ejerció a mutuo propio de Ministro del Interior dando explicaciones no pedidas, lo que indica que si hubo responsabilidad del Gobierno en la falta de garantías para el pleno ejercicio del voto durante la jornada electoral.
Hoy, nada se sabe de la suerte del Registrador, ni si éste asumirá gallardamente la decisión de renunciar, ante su evidente incapacidad para estar frente a la organización de los comicios que se avecinan -los que podríamos considerar los más importantes de lo corrido del siglo-, por la importancia de lo que significará la elección del próximo Ejecutivo.
No es de menor monta enfrentar las elecciones más polarizadas en setenta años. Está de por medio y en juego, garantizar que el próximo ungido pueda ser investido con la mayor transparencia para que arranque con la suficiente gobernabilidad requerida para enfrentar los temas que por cuenta del proceso de paz, quedaron rezagados a un segundo y tercer plano, y afectaron gravemente la gobernabilidad del Gobierno saliente.
Vuelvo a insistir, los medios de comunicación no han dimensionado ni el voto en blanco, ni la abstención, ni el juego a producir votos nulos, ya que muchos consideran que el voto en blanco le suma al ganador; esto sucede por la falta de información y educación hacia la ciudadanía de la importancia de participar con un voto certero, efectivo y transparente.
DIVISION Y MIEDO: ARMAS ELECTORALES
Si algo me quedó claro de la jornada electoral del domingo es que CARECEMOS DE CULTURA POLITICA EFECTIVA. El país acaba de elegir un Congreso totalmente cargado a la derecha; contrario a lo sucedido en las dos últimas elecciones legislativas. Una derecha elegida con el miedo del pueblo, de pensar que una ‘VENEZOLANIZACION’ está a la orden del día como una posibilidad expresa.
Los discursos de odio y polarización tienen al electorado confundido. Y digo confundido porque ni la derecha es derecha, ni la izquierda tiene la suficiente fuerza para girar el timón hacia esas líneas, porque en el ejercicio del poder, durante estos últimos 27 años de vida Constitucional, han demostrado total incapacidad administrativa, y falta de agudeza para resolver las dinámicas sociales y coyunturales.
Esa es la explicación para que el discurso de extremas esté en este momento revolviendo los sentimientos del electorado, llevándolo a votar en contra de sus convicciones naturales, y a elegir por miedo y en contra de.