Le atribuyen a Jorge Eliecer Gaitán la frase: “En elecciones el Pueblo vota hasta las cuatro de la tarde, en la noche vota la Registraduría”. Gaitán murió en 1948 (hace 70 años) y al parecer nuestra nación sigue con el peso sobre los hombros de un permanente fraude electoral que se cierne sobre el pueblo colombiano. En pleno 2018 el Consejo de Estado, sentenció que en las elecciones de 2014 le robaron las curules al Partido MIRA en un fraude que incluyó destrucción de material electoral, sabotaje del software electoral y soborno a empleados de la Registraduría.
Esto es tremendamente preocupante, pues esa sombra pone en duda la transparencia del Sistema Electoral Colombiano, máxime cuando uno observa que el máximo responsable político de las definiciones en los procesos electorales, el Consejo Nacional Electoral, se convirtió en un instrumento politizado, que en casos como el de la revocatoria de Peñalosa o el de la entrada de dineros de Odebrecht a las campañas de Santos y Zuluaga, son paquidérmicos y lentos, pero en casos como el del investigado alcalde de Cartagena Quinto Guerra o en su momento el condenado Gobernador de la Guajira Quico Gómez, son veloces liebres funcionales a esos intereses.
De otra parte, está la Registraduría, organización encargada de la logística y operación electoral, que avala que en certámenes electorales se vote en fotocopias y está repleta de funcionarios que a su juicio e interés engavetan lo que a bien tienen o dejan pasar lo que a bien les conviene.
Tan grave es la cosa que un político tradicional como Felipe Ríos de Cambio Radical, se queja porque le hicieron un ‘Chocorazo’ en la última elección y denuncia que le robaron su curul, señalando hacia su mismo partido, si eso es en ‘grandes ligas’ fácil se explican muchas pérdidas en partidos pequeños como el Alianza Verde, Justos Libres, el Polo Democrático, ASI, la UP o Decentes.
Súmele que el candidato Humberto de la Calle afirmó en la ‘Entrevista a Profundidad’ del programa Hora 20 de Caracol Radio, que había escuchado de gente “muy seria” hablar de compra de curules en el Congreso por 20 mil millones de pesos, realmente un hecho absurdo y escandaloso.
La tapa de la olla nos la muestra el investigador y director de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, que presentó por estos días un preocupante informe que se llama “Así se roban las elecciones en Colombia”, un completo estudio que evidencia el “modus operandi” de la clase política colombiana, los empleados y mafias electorales, todos coaligados para violentar las elecciones y la democracia.
La Fundación Paz y Reconciliación calcula que a través de estos métodos de fraude se podría modificar entre el 10% y el 20% del Senado de la República, para poner un ejemplo, eso quiere decir que nada más en esa Corporación el dinero podría (por esta vía) poner facilito entre 10 y 20 congresistas.
Los indicios presentados nos muestran toda una ‘Empresa’ que en su portafolio de ‘servicios’ ofrecen “acomodamiento de votos para candidatos que quedaron al borde de la elección”, por medio de una intervención de jurados electorales, abogados, funcionarios de la Registraduría y otros miembros de esa mafia, que le ayudan al candidato a dar el saltico para completar los votos que le faltan y resultar electo.
El candidato Gustavo Petro denunció en la Consulta Popular del 11 de marzo, que hubo serios inconvenientes con este proceso, que no se contabilizaron bien los votos, que se destruyeron en muchas mesas, que en la otra consulta se votó con fotocopias, etc… Hoy a pocos días de la primera vuelta, Petro y su campaña han expresado su preocupación por la falta de garantías y la fragilidad del Sistema Electoral. ¿Se viene un nuevo ‘Chocorazo’ en las elecciones del 27 de mayo? ¡Amanecerá y veremos!