Por allá en noviembre de 2007, escribí una pequeña nota sobre un hombre que incidió bárbaramente en su realidad y su contexto, generando consciencia, acción y perspectiva en su sociedad y en su tiempo. El peso que tuvo fue tan grande que sus contradictores lo mataron para acallarlo, decisión equivocada que amplificó su voz tan grandemente que hoy se convierte en Santo de la Iglesia Católica, evidenciando su papel apostólico social y su martirio debido a su lucha en favor de los menos favorecidos.
Transcribo mi nota de 2007 sobre Monseñor Arnulfo Romero, San Arnulfo Romero:
En estos momentos de mi vida, donde la sensibilidad aflora permanentemente, volví a encontrar una historia que merece ser contada. La historia de Monseñor Arnulfo Romero, sacerdote salvadoreño inspirador de muchos... les dejo el video de la Canción 'El Padre Antonio y su monaguillo Andrés' de Rubén Blades (dedicada a la vida y obra de Monseñor Romero), un aparte de la carta al gobierno norteamericano que a la postre le costó la vida y varias citas:
"Me preocupa bastante la noticia de que el gobierno de Estados Unidos esté estudiando la manera de favorecer la carrera armamentista de El Salvador enviando equipos militares y asesores para entrenar a tres batallones salvadoreños en logística, comunicaciones e inteligencia… Es una evidencia que la Junta y la Democracia Cristiana no gobiernan el país sino que el poder político está en manos de militares sin escrúpulos que lo único que saben hacer es reprimir al pueblo y favorecer los intereses de la oligarquía salvadoreña... Por tanto, dado que como salvadoreño y arzobispo de la arquidiócesis de San Salvador tengo la obligación de velar porque reine la fe y la justicia en mi país, le pido que si en verdad quiere defender los derechos humanos: Prohíba se dé ayuda militar al gobierno salvadoreño. Garantice que su gobierno no intervenga directa o indirectamente con presiones militares, económicas, diplomáticas, etc., en determinar el destino del pueblo salvadoreño". (Extractos de la carta de Monseñor Romero al presidente Carter, leída en la homilía de 17 de febrero de 1980).
"Y si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño".
"La Iglesia no debe meterse en política, pero cuando la política toca el altar de la Iglesia. ¡A la Iglesia le toca defender su altar!"
"También las circunstancias desconocidas pueden ser afrontadas con la gracia de Dios. Él ha asistido a los mártires y, si es necesario, lo sentiré muy próximo, al confiarle mi último suspiro. Pero más todavía que al enfrentarme con la muerte, necesitamos coraje al entregar toda la vida y vivir para Él".
"Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado
El Evangelio me impulsa a hacerlo y en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel y a la muerte".
“Ningún soldado está obligado a cumplir una ley en contra de la ley de Dios, pues una ley inmoral nadie tiene porque cumplirla”.
Rubén Blades tomó mágicamente su lápiz y su guitarra y escribió esta pieza tan hermosa:
El Padre Antonio y su Monaguillo Andrés
Letra y música: Rubén Blades
Ejecución: Rubén Blades y los Seis del Solar
Del disco 'Buscando América'
El Padre Antonio Tejeira vino de España,
buscando nuevas promesas en esta tierra.
Llegó a la selva sin la esperanza de ser obispo,
y entre el calor y entre los mosquitos habló de Cristo.
El padre no funcionaba en el Vaticano,
entre papeles y sueños de aire acondicionado;
y fue a un pueblito en medio de la nada a dar su sermón,
cada semana pa' los que busquen la salvación.
El niño Andrés Eloy Pérez tiene diez años.
Estudia en la elementaria 'Simón Bolívar'.
Todavía no sabe decir el Credo correctamente;
le gusta el río, jugar al fútbol y estar ausente.
Le han dado el puesto en la iglesia de monaguillo
a ver si la conexión compone al chiquillo;
y su familia está muy orgullosa, porque a su vez se cree
que con Dios conectando a uno, conecta a diez.
Suenan las campanas un, dos, tres,
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.
Suenan las campanas otra vez
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.
El padre condena la violencia.
Sabe por experiencia que no es la solución.
Les habla de amor y de justicia,
de Dios va la noticia vibrando en su sermón:
suenan las campanas: un, dos, tres
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.
Suenan las campanas otra vez
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.
Al padre lo halló la guerra un domingo de misa,
dando la comunión en mangas de camisa.
En medio del Padre Nuestro entró el matador
y sin confesar su culpa le disparó.
Antonio cayó, hostia en mano y sin saber por qué
Andrés se murió a su lado sin conocer a Pelé;
y entre el grito y la sorpresa, agonizando otra vez
estaba el Cristo de palo pegado a la pared.
Y nunca se supo el criminal quién fue
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.
Pero suenan las campanas otra vez,
por el Padre Antonio y su monaguillo Andrés
Suenan las campanas tierra va a temblar
suenan las campanas por América
suenan las campanas
oh; virgen señora
quién nos salva ahora
suenan las campanas
de Antonio y Andrés
suenan las campanas
ven y óyela otra vez
suena la campana
centroamericana
suena la campana
por mi tierra hermana
mira y tu verás
suena la campana
el mundo va a cambiar, cambiar.
Muchos siguen intentando acallar su voz inquebrantable acusándolo de 'cura comunista', pero piense un momento en si optar por los más débiles, ponerse en contra de la injusticia y elevar la voz para denunciar lo corrupto, es realmente comunismo o cristianismo… ¡piénselo!