El subpresidente Duque, muy contento, salió a los medios de comunicación anunciando que el 23 de febrero de 2019 armaría al mejor estilo de Jorge Barón, un conciertazo, para llevar “ayuda humanitaria” a los venezolanos y de paso tumbar el régimen dictatorial del señor Nicolás Maduro.
Al llamado del porcuno mandatario colombiano, llegaron hordas de artistas listos para empuñar sus guitarras e instrumentos musicales en contra del ignominioso mando venezolano, con la firme convicción que, en un solo fin de semana, recogerían la no despreciable suma de cien millones de dólares; lograrían que un grueso de militares venezolanos desertaran (apoyando a Juanito Guaidó, autoproclamado presidente venezolano) y conseguir sacar corriendo a Maduro lejos del golfo de Maracaibo.
En medio de la preparación de semejante evento, un periodista preguntó al gorrino ejecutivo colombiano Iván Duque, ¿qué pasaría de no lograr el ingreso de las “ayudas humanitarias” a Venezuela?, inmediatamente el presidente “Iván Márquez”, como lo llama Donald Trump, no vaciló en responder:
“Yo creo que eso sería un crimen de lesa humanidad evitar que llegue la ayuda humanitaria. Digamos las cosas como son: hoy en día eso es casi equivalente a lo que fue la caída del muro de Berlín, en ese momento era para dividir, aquí es para evitar que llegue ayuda humanitaria, por eso hoy tengo la ilusión de que el pueblo venezolano va a convencer a las fuerzas militares de ese país para que ubique en el lado correcto de la historia” (Subrayado nuestro)
Duque comparó los hechos de ese fin de semana con la “destrucción del muro de Berlín” y esa afirmación fue primera plana en todos los diarios del mundo: “¡Caerá la Cortina de Hierro en Venezuela!”. Pasó el fin de semana y los resultados fueron concretos:
Juanes se emberracó e interrumpió dos veces su presentación, al ver un par de espectadores más pendientes de darse en la jeta, que de lo que él estaba cantando o diciendo.
Miguel Bosé, el eterno gentleman español, se le saltó el franquista e invitó, de la peor manera, a que Michele Bachelet, alta comisionada de la ONU “moviera el culo” para respaldar el concierto. Muchos hoy se preguntan si fue un golpe de calor, el causante de esa salida en falso.
Un diputado opositor al Chavismo aprovechó la escapadita a Cúcuta, para ir, con un primo a un prostíbulo, con tan mala suerte que los emburundangaron, los robaron y el primo perdió la vida.
Juan Guaidó, el autoproclamado, quedó triste pues, los cien millones de dólares que se reunirían para engrosar el presupuesto de la autoproclamada Presidencia Alterna de Venezuela, nunca aparecieron. Tan sólo se alcanzaron a recoger algo más de dos millones de dólares, que muy probablemente servirán para pagar la tarima y los gastos del espectáculo
Las fuerzas armadas venezolanas cuentan aproximadamente con 550.000 efectivos (Fuentes fidedignas dicen que el Ejército Nacional tiene 110.000 hombres; la Guardia Nacional 92.500; la Armada Nacional 35.000; la Aviación Militar 12.500 y la Milicia Nacional que posee alrededor de 300.000 combatientes). Este ejército, cuyo número se acerca al de Colombia, tuvo hasta el miércoles 27 de febrero la “multitudinaria” deserción de 411 combatientes (un fabuloso porcentaje del 0,0822%).
La ONU y la Cruz Roja se abstuvieron de participar de la “entrada de ayuda humanitaria” calificando dicho proceso como un asunto de orden político, lejano a los protocolos de la asistencia humanitaria que este tipo de entidades a promovido de manera neutral, seria y limpia por décadas.
Geopolíticamente Maduro envió a tres cantantes de medio pelo a hacer un contraconcierto, mientras despedía en el aeropuerto a sus diplomáticos que garantizaron que China, Rusia y muchos otros países, bloquearan cualquier acción en su contra en la ONU, en la OEA y en cuanto escenario internacional se pueda uno imaginar, dejando en tablas el ajedrez mundial.
Hoy, el problema no es si uno es Madurista o Guaidótrumpista, la cruda realidad evidencia que Maduro mostró al mundo, que su poder está férreamente consolidado y difícilmente podrá ser removido de su cargo, pues la inteligente 'estrategia' dió un excelente resultado en Colombia, donde la popularidad de Duque subió como espuma de polar, pero no le hizo “ni cosquillas” a Maduro.
El propósito de Trump y Duque era “tumbar la Cortina de Hierro” virtual que supuestamente tiene Maduro en la frontera, que no es ni parecida al muro real que el Presidente norteamericano del peluquín quiere montar entre Estados Unidos y México. El resultado es poco alentador, pues en vez de 'debilitar' al régimen, lo apuntalaron, pues las Fuerzas Armadas asumieron como disculpa el concierto y los camiones, para rodear y fortalecer a Maduro. No sobra decir que el bloqueo ha sido la más firme razón del pueblo cubano para resistir por más de 50 años. Si se arrecia el bloqueo a Venezuela, ¿cuánto podría resistir?
Muy rápidamente están llevando a Maduro a ser el dictador que tanto temen. La verdad, no tumbaron la Cortina, al contrario, “la están construyendo” y lo peor es que les está quedando “muy bien hechecita”.
@avecesjekyll