“No preguntes que puede hacer tu país por ti,
sino que puedes hacer tu por tu país”
Jhon F Kennedy
Repudiables los compradores de votos, que no hacen mas que hacernos quedar mal a todos los que nacimos en Soledad, municipio del Atlántico, que ocupa el sexto lugar en cuanto a población en Colombia y el tercero en la región Caribe. Es uno de los territorios con mayor crecimiento poblacional en el ámbito nacional; en 2005 tenía 455.734 habitantes y en 2010, 661.851.
Es necesario que la Fiscalía esclarezca los hechos relacionados con delitos contra el sufragio universal. Necesitamos una investigación al estilo de la serie de televisión CSI Miami, para que se individualice a los compradores de votos y el castigo haga que a quien se le ocurra seguir esta práctica lo piense dos veces.
Son culpables los compradores de votos; los ciudadanos que venden su derecho a elegir, esas personas que en el vídeo, que se hizo viral en redes sociales, sacaron una lavadora a la fuerza para “recuperar” el valor del “voto vendido”. Los mismos que gritaban “justicia”, porque no les pagaron “los 100 mil pesos producto de su voto”, como si esa fuese una acción legal que la justicia debe proteger.
Son culpables los que hacen que no ven, son culpables los que critican y no ayudan en nada y son igual de culpables los que el domingo no salieron a votar.
Tenemos problemas de fondo como la pobreza, la falta de sentido de pertenecía y ese egoísmo que nos hace pensar en el bienestar individual y no en el bien común.
Un experto en ordenamiento territorial que trabaja para Planeación Nacional, me dice: “Soledad esta mejor que Soacha, hemos revisado detenidamente y se notan avances”.
Me sigue doliendo esta noticia de la compra de votos. Insisto, no todos somos así. Somos más los estudiantes que ganan becas, como Dina Luz Noriega, egresada del colegio público Nuestra Señora de las Misericordias, quien fue una de las beneficiarias del programa 'ser pilo paga' y está próxima a graduarse en la Universidad del Norte.
Somos Checo Acosta, Efraín Mejía, Danny Zora, Gabriel Segura y Pedro 'Ramayá' Beltrán. Somos Pacho Galán: “Anoche, anoche soñé contigo/soñé una cosa bonita”. Somos Alci Acosta.
Somos la pimienta, que sabe a gloria, en las butifarras de Monsa o de Hugo De La Hoz.
Somos los sueños de un Bolívar delirante y el museo que guarda sus secretos. Somos Diana Rolando, con sus colores y su talento a toneladas. El grupo Reinas y reinitas, los Rumberos del Hipódromo, Zaida Giraldo, Rocío Charris, Martha González, Betty Munera y Aidée Álvarez.
Somos Siegfreth Varelo Rosales, mi profesora adorada, Mabel Fuentes Pantoja; el profesor Jorge Torres, Gloria González y el rector de mi Instituto Politécnico, Alejandro Fernández, quienes tienen cientos de ejemplos de movilidad social a través del mejor medio posible: la educación
Me siento ultra orgullosa de mi papá, quien, a sus 75 años realizó el ejercicio democrático, encabezando una lista al concejo. Obtuvo más de 500 votos, limpios, sin maquinaria, sin transporte, sin materiales de construcción, sin terrenos, sin empleos. 500 ciudadanos decidieron creer que se puede. Debo aplaudir a Rafael Palmera, por atreverse a llevar una campaña diferente hasta el final. ¡Ellos no perdieron! ¡Ellos hicieron historia!
¿Qué pensaría el maestro Rafael U. Lafaurie, si aún estuviese con nosotros? Seguro ya estaría redactando una carta para el nuevo alcalde, Rodolfo Ucros Rosales (no lo conozco, ni soy su copartidaria). ¿Para qué ponerle zancadillas? -Todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario- y si le va mal a él, nos va mal a todos.
la Misión de Observación Electoral (MOE) concluyó que uno de los puntos débiles de la democracia colombiana tiene que ver con lo susceptibles, aquiescentes y a menudo cómplices que son los ciudadanos frente a las prácticas fraudulentas de candidatos y políticos. Nosotros, los ciudadanos tenemos que presionar para lograr una reforma estructural al sistema político y que el CNE se convierta en un “tribunal electoral”, con verdadera capacidad de investigación y sanción.
Así como aprendimos con las multas, a usar el cinturón en los carros, solo así van los políticos a aprender que no es válido hacerse elegir como sea y los ciudadanos tenemos que comprender de una vez, que no es licito vender el voto. Cuando veamos presos a unos cuantos “vendedores” y “compradores” vamos a aprender la lección.
Solo verdaderamente unidos lograremos cambios de fondo, solo cuestionándonos al unísono: ¿y si logramos el voto obligatorio?
Dejemos ya de esperar que el estado de cosas cambie por su propia sinergia. Demos el primer paso, preguntemos: ¿Qué haremos por Soledad?