Una de las noticias de mayor resonancia a nivel internacional en este comienzo de año fue el asesinato del Teniente general iraní Qaaseem Soleimani, de las fuerzas de inteligencia AlQuds, a manos del Ejército Norteamericano en el aeropuerto de Bagdad en Iraq. Como suele suceder, las redes sociales han sido el escenario de difusión y opinión sobre este hecho y han reflejado, como es usual también, el grado de ignorancia y desinformación de la mayoría, que sin conocimiento ni consideración se aventura a decir lo que se le ocurre.
En este sentido, lamentablemente, se ha visto por allí gente – supongo yo que más por ignorancia que por mala intención- tildando a la ligera de terrorista al general iraní recientemente asesinado, diciendo al tiempo que ayudó a articular organizaciones extremistas y antioccidentales en todo el Medio Oriente, incluyendo a Hezbollah, organización a la que señalan también como terrorista, y que incluso, según afirman algunos, ha estado extendiendo su influencia a Latinoamérica a través de gobiernos como el de Venezuela.
Todo esto se afirma bajo la presunción simplona y desinformada de que Irán es una nación árabe con la misma línea ideológica y religiosa de los talibanes, Al Qaeda o al estado Islámico, plagada de locos que se pegan bombas al cuerpo y que cubren por completo a sus mujeres de negro. Esto en principio desconoce que Irán no es una nación cualquiera, formada por la ONU tras la segunda guerra. Irán comprende una tradición vastísima de más de 5000 años que se remonta a Persia, Mesopotamia, Babilonia, a los Jardines Colgantes, a Ciro II El Grande. Los iraníes no son árabes; no hablan árabe, hablan persa. Practican el Islam chií, que es la rama más moderada del Islam, y de alguna manera son la contraparte en el medio oriente a otras las ramas radicales como la wahabí y el salafismo, promovidas, sobre todo, por Arabia Saudí. De allí que sea necesario y justo deshacerse de la idea según la cual Irán es un país árabe más, patrocinador del terrorismo, y afirmar decididamente que no lo es; antes bien lo ha combatido.
Precisamente, Qassem Soleimani tuvo entre sus mayores logros haber enfrentado decidida y eficientemente al Estado Islámico, a los terroristas del Ejército Libre Sirio mal llamados 'rebeldes' y a los demás grupos terroristas que fueron infiltrados en Siria desde 2011 con apoyo de EEUU, Israel, la OTAN, Arabia Saudí, Qatar y otras monarquías petroleras árabes. Soleimani fue el comandante general de las tropas iraníes que combatieron y lograron doblegar al Estado Islámico y a los demás grupos terroristas mencionados, participando en batallas como la de la liberación de Alepo en Siria, y Ramalah y Faluya en Iraq. Lo hizo combatiendo junto al Ejército Sirio, la aviación rusa, los comités populares y las milicias del Hezbollah libanés. Realmente por ello se ganó el odio de todos aquellos que han querido por todos los medios desmembrar, destruir y saquear el Medio Oriente.
Por ello, es fundamental informarse antes de hablar, antes de agraviar la imagen de un mártir, de un hombre que dio su vida por los ideales que compartimos todos los que estamos del lado de la paz, la libertad y la convivencia entre los pueblos y culturas. Decirle terrorista a uno de los grandes enemigos del terrorismo, aún mas, en el frente y en el campo de batalla, es una estupidez y una gran injusticia.