“Que dos y dos sean necesariamente cuatro,
es una opinión que muchos compartimos.
Pero si alguien piensa otra cosa, que lo diga.
Aquí no nos asombramos de nada”.
Antonio Machado
Los cambios y las tragedias, siempre traen consigo enseñanzas y áreas de oportunidad. Un claro ejemplo podemos encontrarlo en la contingencia sanitaria del covid-19, pues ha generado la apertura de espacios de reflexión y aprendizaje, a través de redes sociales; en su mayoría se trata de eventos gratuitos, con iniciativas y participación de personas preocupadas por aportar ideas, visiones y estrategias positivas, que contribuyan a la construcción de una mejor sociedad.
Menciono lo anterior, porque en estos últimos días, he tenido la oportunidad de acceder a capacitaciones y cursos, en donde se compartió contenido, digno de replicar; como es el caso de la conferencia “Violencias de género la otra pandemia”, organizada el pasado 28 de mayo por el Instituto de Psicología Forense e impartida por la licenciada Irma Villanueva Nájera, quien se desempeña como encargada de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAVE) en el Estado de Chihuahua, México, y quien siempre se ha caracterizado por su pasión en la defensa de los derechos humanos.
A través de un lenguaje sencillo, la profesional, visibilizó una problemática que pareciera haber quedado en el olvido a partir de la implementación de medidas de seguridad e higiene motivadas por la pandemia que nos afecta: la violencia de género. Un tema que provoca incomodidad para las autoridades del mundo entero, que tiende a ser minimizado y en ocasiones hasta negado por mandatarios de primer nivel, pero que existe y atenta contra más de la mitad de la población mundial.
Dentro de los puntos de mayor relevancia, la coordinadora de la CEAVE, mencionó lo que sucede con la violencia de género durante el Covid-19:
“Existe la percepción de que toda actividad, fuera de atender la contingencia, se ha detenido;
Esa percepción inhibe o imposibilita que las mujeres pidan auxilio: porque no pueden salir, porque el agresor está en casa, porque no tienen redes de apoyo;
Se han incrementado las violencias de género y las llamadas de auxilio a las líneas de emergencia;
El trabajo doméstico aumentó a una doble o triple jornada;
Existe interrupción y dilación en los sectores de salud sexual y reproductiva, disminución de la capacidad de las autoridades para atender llamadas de auxilio, recepción de denuncias y/o medidas de protección.”
Con cifras en mano, fue enfática en señalar que el hogar se ha convertido en un lugar de miedo y cuestionó sí las autoridades tomaron en cuenta las violencias de género al establecer las medidas sanitarias. Así mismo, exhortó a cada poder constitucional del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, a trabajar de manera conjunta y coordinada para la atención de este fenómeno, comenzando por reconocer el problema, realizar una campaña para inhibir la violencia de género, establecer medidas especiales de protección y sancionar de manera efectiva a quien incurre en este tipo de violencias.
En el mismo sentido, recordó a las mujeres víctimas de violencia, “que el aislamiento no significa que deban aguantar las agresiones de su pareja, no significa detenerse para salir a denunciar, que todas deben estar alerta para identificar si hay una situación de riesgo, para identificar a sus aliadas y aliados, sea una amiga, familiar, organización e institución y buscar la manera de establecer claves en la comunicación”.
Sin lugar a dudas, el Covid-19 llegó para resaltar muchas de las desigualdades e injusticias que existen en nuestra sociedad, para enfrentarnos a nuevos retos, replantearnos nuestra humanidad y reactivar nuestra capacidad de asombro ante pandemias que ya estaban instaladas en nuestras vidas.
Consciente estoy de que esta publicación, pudiera alejarse del concepto de una columna de opinión, sin embargo, decidí escribirla porque comparto totalmente los puntos de vista de la funcionaria, pues representa uno de los pocos casos en los que el perfil del cargo coincide con la persona que lo ostenta, porque a través de su experiencia y larga trayectoria en organismos de la sociedad civil, siempre encuentra las palabras adecuadas para despertar conciencias y conseguir aliados para su causa. Así pues, ¡que sirva el espacio que ocupo para visibilizar una realidad alarmante y ser replicador de verdades incomodas!