El escenario absurdo y trágico se potencia en una dinámica espantosa y perversa: la corrupción y la injusticia generan miseria y necesidades que alimentan en la sociedad, un sentimiento de descontento y rebeldía, astutamente explotado en nuestras zonas rurales por elementos insurgentes que lo digieren y lo expulsan como una ideología.
La guerrilla pervive en Colombia gracias a cuatro (4) factores esenciales:
1. Políticamente: Con un discurso que, a pesar de ser gastado, se mantiene siempre vigente.
2. Económicamente: a cambio del control de rutas, operación, y vigilancia de laboratorios y siembra de mata de coca, obtienen del narcotráfico, armamento y plenos medios financieros.
3. Estratégicamente: nuestras montañas, ríos y selvas se constituyen en una coraza que inhabilita sofisticados equipos militares y obliga a la lucha arcaica hombre a hombre, donde los guerrilleros son baquianos avezados.
4. Táctica y logísticamente: el apoyo campesino proporciona materia prima humana, coartadas, escondites, camuflaje, alimentación y servicios de salud.
La conjunción de estos cuatro aspectos coordinados: la política de siempre, una financiación incontrolable, una geografía impenetrable y un efectivo apoyo del entorno campesino, convierten a la guerrilla en un enemigo invencible militarmente.
Demostrado por las guerrillas del Viet Cong a las fuerzas norteamericanas en Viet Nam (1975), a pesar de toneladas de Napalm, y por los guerrilleros muyahidines a los soviéticos en Afganistán (1989). Por decir dos, solamente.
La dirigencia del momento analiza la ecuación:
¿Políticamente?: Tiene mucho más peso político el discurso desgastado que las acciones desgraciadas.
¿El narcotráfico? Son organizaciones mucho más poderosas que la misma guerrilla, e involucran entes intocables.
¿La geografía? Barrera imposible.
El apoyo campesino es el único de estos factores, susceptible de control. Sentido común.
Un verdadero Estado, neutraliza ese apoyo a la guerrilla desde un proyecto político socio-económico a largo plazo, desde una verdadera Reforma Rural, con inversión y atención social, con carreteras, con vivienda, salud y educación, con presencia institucional, estructural. Hay recursos. Los hay.
Pero es una solución que requiere tiempo, dedicación, esfuerzo, trabajo y concentración, que exige grandeza y voluntad política, y que va en contra de formidables intereses internos y externos.
Políticos de turno, con emociones de venganza, en su momento asumen el asunto en blanco y negro, despreciando la infinidad de sus grises y matices, buscando resultados inmediatos.
Invocando la defensa de la propiedad privada, la cristiandad y las buenas costumbres, se equipará a los campesinos con guerrilleros y se decide aniquilar el apoyo rural procediendo con ellos como enemigos.
En un cálculo siniestro y ante la imposibilidad legal y moral de actuar con fuerzas regulares, se usan tropas paramilitares en el desarrollo de un sistemático proyecto de terribles precedentes, que aumenta el caos y el desconcierto en esta nación, asignando como pago a sus patrocinadores, miles de hectáreas abandonadas por multitud de familias campesinas que huyen desplazadas por la barbarie.
En un momento dado, por fortuna cambiaron los conceptos.
Pero somos parte de un sistema diseñado para juzgar sólo a los culpables. Y todos somos culpables. Y cómplices.
Desde la impunidad, los responsables pregonan con soberbia que con más tiempo hubieran acabado con la guerrilla.
Por supuesto. Y con Colombia.
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Apoyo Documental:
1 Centro de Memoria Histórica, Informe General capítulo II Los orígenes, las dinámicas y el crecimiento del conflicto armado en Colombia.
2 Nuevo Mundo, La Parapolítica: la infiltración paramilitar en la clase política colombiana, Miriam Álvaro, 2007.