Bogotá DC | 795 víctimas de secuestro presentaron sus observaciones a lo que dijeron los comparecientes de las Farc-EP en 405 versiones recogidas por la Sala de Reconocimiento de Verdad en el Caso 01. Lo hicieron en audiencias públicas, tanto virtuales como presenciales convocadas por la en diferentes lugares del país.
En total, fueron 80 jornadas en las que cientos de víctimas fueron escuchadas por la justicia. Las diligencias fueron lideradas por el despacho de la magistrada Julieta Lemaitre Ripoll, que recogió los relatos de los daños causados, así como sus exigencias de verdad, responsabilidad y reparación que tienen para los firmantes de paz, que comparecen ante la Justicia Transicional Restaurativa.
En estas jornadas de Audiencias de Observaciones de Víctimas , por ejemplo, algunas de ellas preguntaron por los cuerpos de sus seres queridos desaparecidos en medio del cautiverio. También exigieron explicaciones sobre las condiciones en las que se dio su secuestro, incluyendo la posible participación de terceros. Además, pidieron a los comparecientes de las Farc-EP que detallen con mayor precisión el horror vivido durante el cautiverio.
De las 795 víctimas que participaron en estas diligencias, 498 denunciaron otros delitos que vivieron en el medio de su cautiverio por las estructuras regionales de la extinta guerrilla: 133 denunciaron desapariciones forzadas; 34, homicidios; ️74, desplazamientos forzados; 177, malos tratos y tortura; 43, trabajos forzados y️ 37 denunciaron violencia sexual.
Ante los magistrados de la Sala de Reconocimiento de Verdad, las víctimas se refirieron a lo dicho por los ex miembros del último Secretariado de las extintas Farc-EP, así como las versiones de los exintegrantes de las diferentes estructuras de la antigua organización. Así exigieron que se profundice en los detalles de verdad alrededor de los secuestros durante el conflicto y sobre los que no pudieron responder los exjefes de la antigua guerrilla. Las víctimas dejaron constancia de que para ellas es importante esclarecer hechos puntuales.
Y se refirieron a lo que dijeron antiguos integrantes del Comando Conjunto Central, el Bloque Occidental, el Bloque Noroccidental, el Bloque Oriental, el Bloque Magdalena Medio, el Bloque Caribe y el Bloque Sur. Por eso, participaron víctimas de diversos lugares del territorio nacional donde hizo presencia la antigua guerrilla. Las diligencias se desarrollaron en Bucaramanga, Cali, Medellín, Montes de María, Neiva, Valledupar y Villavicencio.
Para garantizar la participación de las víctimas, incluidas las que se encuentran en zonas con problemas de seguridad, la JEP dispuso espacios presenciales o virtuales en Bogotá. Asimismo, el despacho relator del Caso 01 de la Sala de Reconocimiento de Verdad, que investiga secuestros y delitos conexos, además, ha recibido y analizado 1.200 observaciones escritas que fueron radicadas ante la JEP. Y las seguirá recibiendo hasta el 31 de julio de este año.
En medio de este proceso, la magistratura consideró que el secuestro y los delitos conexos de los que fueron víctimas por lo menos 21.396 personas son de la mayor gravedad y por lo tanto no son amnistiables, es decir que no pueden estar exentos de algún tipo de sanción.
Observaciones de las víctimas
Las observaciones de las víctimas serán claves para contrastar la información y los aportes de verdad que entregaron los comparecientes de las Farc-EP ante la JEP.
Esta información también se entregará a los firmantes del Acuerdo de Paz para que puedan ampliar sus declaraciones respecto a hechos específicos como, por ejemplo, la ubicación de las personas que fueron secuestradas, asesinadas y luego desaparecidas.
Las observaciones de las víctimas servirán además para determinar quiénes son los máximos responsables regionales de la política de secuestro. Tras la imputación y reconocimiento de responsabilidad del último secretariado de las Farc-EP, la JEP ahonda en el esclarecimiento de los secuestros descendiendo en la cadena de mando en las distintas regiones del país.
Así, lo narrado por las víctimas en estas audiencias se incluirá en las siete imputaciones regionales que emitirá la Sala de Reconocimiento en el marco del Caso 01. A la fecha, además del secretariado, han sido imputados 10 comparecientes del Comando Conjunto Central, quienes ya reconocieron su responsabilidad, así como ocho antiguos integrantes del Bloque Occidental que se preparan para hacerlo.
Espacios para narrar el dolor
En cada una de las sesiones convocadas por la JEP, también hubo espacio para recordar a quienes perdieron la vida en el conflicto, a través de los relatos de las víctimas, fotos, canciones, cartas y otros objetos personales de sus seres queridos. Estos momentos fueron significativos para expresar el profundo dolor experimentado, como lo evidenció la familia Polanía Ramos, que participó en estos últimos días de audiencias.
A inicios de los años 2000, siete integrantes de la familia Polanía Ramos fueron víctimas de secuestro por las extintas Farc-EP. Ellos vivían de transportar cargas y personas en sus dos botes por el río Caquetá. La guerrilla, que hacía presencia en la región, los obligó a trabajar forzosamente, llevándolos de un lado a otro y como mensajeros de las remesas en sus campamentos.
De acuerdo con los relatos recogidos por la JEP, cuando la familia perdió todo el dinero que tenía y se negaron a seguir trabajando forzosamente porque ya no tenían recursos ni para comprar gasolina, guerrilleros del extinto Bloque Sur de las Farc-EP empezaron a secuestrar a los Polanía Ramos y a amedrentarlos de múltiples maneras.
Nidia Polanía, por ejemplo, contó que ella y una de sus hermanas fueron víctimas de violencia sexual por algunos guerrilleros. También la retuvieron por días y la obligaron a cocinar para ellos. A su papá le hicieron un atentado, a otros hermanos suyos los secuestraron por un tiempo y a uno de ellos, William Polanía, lo desaparecieron.
En una de las Audiencias de Observaciones de Víctimas convocada por la JEP, Nidia les preguntó a los comparecientes de las Farc-EP: “¿Mi hermano vive o muere? ¿Qué le hicieron? ¿Por qué le hicieron tanto daño a nuestra familia?".
Jair Polanía, hermano de Nidia tuvo que desplazarse después de que lo secuestraron por un mes a él y a su esposa. “Después de que en la finca teníamos todo, fue muy duro no tener 100 pesos para darle un pan a mi hijo. ¡Muy duro! Incluso pensé en quitarme la vida", dijo llorando.
Jair también exigió que le digan dónde está su hermano, y aseguró que dos décadas después de su secuestro nunca pudo recuperar la estabilidad económica y la tranquilidad que tenía antes de que él y sus familiares fueran víctimas de las extintas Farc-EP.
Como los Polanía Ramos cientos de víctimas, durante 80 sesiones de audiencias, entregaron testimonio ante la JEP para que pueda avanzar en su misión de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de los crímenes más atroces ocurridos en el conflicto como ocurrió con el crimen del secuestro.
Comments