* Protejamos la vida y los derechos fundamentales.
Desde la firma del proceso de paz con las Farc han sido asesinados 236 excombatientes, todos reincorporados a la vida civil, lejos de las armas y en un proceso acompañado por el Estado y la comunidad internacional. Muchos estos asesinatos se atribuyen a grupos al margen de la ley, algunos reconocidos por el ELN, a retaliaciones y otros, aún, sin ninguna explicación por parte de las autoridades.
Aunque no viví la época, se me remonta a la cabeza el exterminio de los miembros de la Unión Patriótica -UP-, declarado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como un genocidio político porque fueron asesinados entre candidatos, militantes y dirigentes casi 5.000 personas, frente a la indolente sociedad colombiana, sin que se tomaran acciones para prevenir ese exterminio. Hoy, como en esa época, las acciones se enmarcan en esquemas de seguridad fuertes que no han minimizado el riesgo y que no restringen las acciones de quienes están asesinando a los reincorporados, ¿cuál es la solución? No lo sé, pero sí sé por los resultados, que las que se están aplicando no son suficientes.
Quiero dejar en claro que esto nada tiene que ver con que si gustó o no el proceso de paz. Es un tema que se debe abordar lejos de las convicciones políticas de cada uno, porque hoy hablamos de personas que dejaron sus armas y regresaron a la vida civil. Personas que, como cada uno de nosotros, tiene un trabajo, familia, hijos, sueños… Y, debemos recordar que la vida es un derecho consagrado en la Constitución Nacional, que debe ser respetado. Con esa mirada es importante delimitar el camino y no repetir el exterminio de un partido político como el de la UP.
Hoy caminan hacia la capital de Colombia miembros del partido de la rosa en una “marcha de peregrinación por la vida y por la paz”. Leyendo los comunicados de la peregrinación, la solicitud puntual de ellos es escuchar y ser escuchados, así como la lucha de la vida y de la paz especialmente en los territorios, que es donde más vienen perdiendo militantes de su partido político, donde la ruralidad hace más difícil el acceso a las comunicaciones y donde siguen desarrollando sus acciones y actividades políticas y sociales principales. Consultando a la senadora Criselda Lobo, conocida como ‘Sandra Ramírez’, sobre la necesidad de esta marcha expresó que “tiene como objetivo sensibilizar y visibilizar el asesinato sistemático de los firmantes de la paz”. Sobre las exigencias de la misma dijo que se le exige “al Gobierno Nacional: protección y garantías de vida para quienes, con esfuerzo, valentía, entusiasmo, alegría y con amor, le apuestan a la construcción de una nueva Colombia justa, equitativa, en paz y con justicia social”. A la luz de la sensatez es el país que quiero para mi hija y las nuevas generaciones, con oportunidades y sin miedo.
Insto al Gobierno Nacional y a los gobiernos locales a que prendan las alarmas sobre este tema, que no permitamos otro exterminio de un partido político, que hoy es legal y legítimo. Que protejamos la vida a toda costa y a su vez protejamos la participación en política, el derecho al voto, la democracia participativa y el derecho a elegir y ser elegido.
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