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Reflexionando desde mi casa | Y, ¿TÚ PUEDES?

* Colombia necesita 'Un Nuevo Modelo de Salud'.

El 11 de enero de este año, un paciente me preguntó: usted, ¿por qué me ayuda? Yo, simplemente, le respondí : ¡Porque puedo! Pregunta y respuesta me obligaron hacer un recorrido de mi vida y de los problemas que vivimos los colombianos. Me llevó a recapacitar ante muchas situaciones que ocurren, específicamente las relacionadas con el área de la salud, tema que conozco profundamente. Por ello puedo y me atrevo a opinar con propiedad. Desde hace más de una década he insistido en que Colombia necesita 'Un Nuevo Modelo de Salud', ya que el actual no resiste más decretos, más, leyes, más reformas, ni variantes, ni cambios, ni nada de lo que se quiera hacer porque se ha demostrado que es un sistema perverso, ineficiente, inservible y criminal. Es un sistema que ha violado la dignidad de la inmensa mayoría de los colombianos. Un sistema que ha causado millares de muertes evitables.

Soy un médico preparado en una universidad pública, la Universidad Industrial de Santander (UIS); con post grado en la Universidad del Rosario, de Bogotá DC. Todos mis estudios fueron realzados antes de la Ley 100. Viví, por llamarlo de alguna manera, en hospitales públicos, mal llamados por algunos 'Hospitales de Caridad'. En estos me hice médico, allí aprendí que lo más valioso para nosotros son los 'pacientes', son nuestra esencia, pues sin ellos no existiríamos.

En el sistema de salud, es el Estado el que decide sobre nuestra salud. El Estado juega con nuestras vidas, nos deteriora física y mentalmente sin necesidad de ser adictos.

Hoy, el sistema de salud tiene otra mirada, otro concepto distorsionado, otras prioridades. Ya no importan los médicos y mucho menos los pacientes. Así es, aunque suene cruel, es la realidad que vivimos. Se trata, simplemente, de un negocio cruel, mucho peor que el cultivo y el consumo de la coca porque en este la persona decide por si misma si la consume o no, su consumo es una decisión de la persona y no del Estado, quien la consume es consciente de su autodestrucción. En el sistema de salud, es el Estado el que decide sobre nuestra salud. El Estado juega con nuestras vidas, nos deteriora física y mentalmente sin necesidad de ser adictos. El Estado no hace respetar nuestra salud ni nuestras vidas. Vivimos en constante riesgo a las sombras de la enfermedad y de la muerte.

La profesión médica es diferente a todas las otras profesiones u oficios. Esto no es discutible, no se presta para algún debate. No me refiero a los médicos que son simples seres humanos a quienes algunas personas podrían calificar de “dioses, creídos o petulantes”, entre otros). Un paro nacional durante cuatro o más días -realizado por jueces, transportadores, profesores, maestros, senadores, ingenieros, banqueros o universitarios- jamás podría comparase con un paro de los médicos. El país no lo soportaría. ¡Sería un caos!

Tal como titulo mi columna, con una pregunta elemental, simple, Y TÚ PUEDES?

Desde aquí, le dirijo respetuosamente esa pregunta a nuestro Presidente, al Ministro de Salud, a los partidos políticos, a las autoridades en general, a los empresarios importantes -financieramente hablando- y a todos quienes tienen alguna injerencia en la toma de decisiones destinadas a proteger y cuidar a quienes necesitamos de la protección y del cuidado del Estado colombiano.

No escribo pidiendo nada regalado, nada gratis, que no se me mal interprete. Me refiero a los Derechos Fundamentales que tenemos TODOS los colombianos. Anexo el enlace que lleva a una página donde el Ministerio del Interior de Colombia, en la que pueden hallar los 30 artículos sobre estos Derechos Fundamentales.

Mi pensamiento respecto de la respuesta a esa simple pregunta, es simple, si no puedes hacerlo, abandona tu cargo, eres inútil, de nada le sirves a nuestro país.

Y por el contrario, si puedes hacerlo, ¿por qué no lo haz hecho?, ¿qué esperas para hacerlo?

Las personas necesitadas en nuestro país son la inmensa mayoría, ellas requieren de nuestra ayuda.

Si tú puedes, dásela... ¡Hazlo!

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