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SUEÑA, ERES IMPARABLE

* Los soñadores siguen teniendo proyectos, abriendo nuevos negocios, buscando nuevas posibilidades.

Habíamos estado todo el día en una montaña plagada de guerrilleros y paramilitares. El miedo se podía respirar en el ambiente. Mientras nuestro viejo vehículo cuatro por cuatro avanzaba sobre la carretera de color rojizo y resbaladiza por la lluvia, podíamos observar hombres armados a lado y lado de la vía. Algunos eran apenas unos niños.

Después de muchas horas de trabajo periodístico en la parte más alta de la montaña, habíamos comenzado el lento descenso. Varias veces el vehículo se atascó en el barro. Y mientras mas intentos hacíamos por sacarlo más se hundían las llantas. Al final, logramos llegar a la parte plana. Pero ahora el problema era otro. La lluvia arreciaba y los limpia vidrios no funcionaban. El parabrisas del vehículo se empañaba y nos impedía avanzar.

Nos quedaban dos horas de carretera para llegar a Montería, capital del departamento de Córdoba, en el norte de Colombia. Lo ideal hubiera sido estacionarnos a un lado de la vía y esperar hasta que cesara la lluvia. Pero queríamos llegar y escribir para la edición del día siguiente. Sacamos fuerzas, éramos imparables. Nos detuvimos muchas veces para limpiar el parabrisas, pero seguíamos avanzando. Y lo logramos. El reportaje salió publicado. Todo esto sucedió mientras trabajaba como periodista en mi país.

Hay momentos en que nada te detiene. Tienes un sueño y quieres verlo hecho realidad, tienes fe, crees que es posible. Trabajas duro y no te detienes a pesar de los que te desaniman. No te detienes a pesar de las circunstancias. Los obstáculos solo te motivan, pues te confirman que vas por buen camino.

La Biblia dice que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que nos se ve” (Hebreos 11:1). Y luego en el versículo 11 nos recuerda que “sin fe es imposible agradar a Dios”. La fe es el combustible de los soñadores.

Martin Luther King tuvo un sueño. Thomas Edinson vio lo que otros no veían. Simón Bolívar soñó en grande. ¿Cuál es tu sueño? ¿Cuál era tu sueño cuando eras joven? ¿Para qué cosa tenías y tienes fe y esperanza? Sin un sueño, sin visión, no hay futuro.

Es triste ver a jóvenes sin visión y sueños, porque donde no hay visión, las personas se extravían, el potencial, las oportunidades y el propósito mueren. Proverbios 29:18 dice: “Donde no hay visión, el pueblo se extravía” (NTV).

Si la gente no puede ver lo que Dios está haciendo, tropiezan con ellos mismos, pero si prestan atención a lo que Él revela, son bendecidos. ¿Cuántos soñadores leen esto en este momento?

Cuando sueñas en grande, como soñó José, mucha gente a tu alrededor te puede apoyar. Pero, muchos también se sentirán amenazados, como los hermanos de José.

La Biblia cuenta la historia de un joven soñador, se llamaba José, hijo de Jacob. El soñó tomado de la mano de Dios. Enfrentó obstáculos, sorteó amenazas, pasó por encima de circunstancias. Muchos tal vez creyeron que él era un joven iluso que nunca alcanzaría nada. Pero contra todos los pronósticos José siguió adelante.

Cuando sueñas en grande, como soñó José, mucha gente a tu alrededor te puede apoyar. Pero, muchos también se sentirán amenazados, como los hermanos de José.

¿La vida te ha quitado los sueños? ¿Crees ya no vale la pena soñar? José tenía apenas 17 años cuando empezó a soñar. Pero él no soñaba solo, soñaba de la mano de Dios. Cuando sueñas tomado de la mano de Dios eres imparable. Cuando estás con Dios, todos los recursos son tuyos también. El apóstol Pablo lo sabía muy bien, por eso dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Cuando eres un soñador, lo primero que puede suceder es que tus sueños amenacen a otros. Los hermanos odiaron a José. Los que no tienen visión, muchas veces tratarán de destruir la tuya.

Génesis 37:1-5: “Jacob se estableció en la tierra de Canaán, donde su padre había residido como extranjero". Ésta es la historia de Jacob y su familia. Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El joven José solía informar a su padre de la mala fama que tenían estos hermanos suyos. Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica especial de mangas largas. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban. Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía”.

Los soñadores continúan soñando, son imparables. Me gusta como suena en ingles: 'Unstoppable'. José continuó teniendo sueños. Las circunstancias no lo frenaron, las amenazas no lo frenaron. Los soñadores siguen teniendo proyectos, abriendo nuevos negocios, buscando nuevas posibilidades. José soñó en su casa. Soñó en la cárcel. Y soñó como líder con Faraón. Con Dios nada te detiene, eres imparable.

Los soñadores entienden a otros soñadores. José en la cárcel interpretaba los sueños de otros. Interpretó los sueños del Faraón. Quiero rodearme de soñadores porque me inspiran, me hacen una persona mejor, esforzada. No te rodees de personas negativas, derrotadas que quieren aplastar tus sueños.

Soñando de la mano de Dios, eres imparable. Si Dios está contigo, quién contra ti. Todo es posible para el que cree. No te detengas, la victoria es tuya. Sueña en grande y mantén los pies firmes en la tierra. Yo tengo un sueño, ¿y tú?



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