* Permitirse vivir una experiencia que, comienza con una simple búsqueda y nunca tiene fin.
“La verdad, es que en el fondo soy un fatalista.
Si a uno le llega la hora, da lo mismo un Boeing
que la puntual maceta que se derrumba
sobre uno desde un séptimo piso”.
Mario Benedetti
La muerte y otras sorpresas-
El 2021 me recibió con un traumatismo craneoencefálico moderado y fue una manera de recordarme lo efímera que puede ser la vida, un llamado de atención para liberar mi mente de asuntos superficiales y para realzar aquellos temas que considero realmente importantes: valorar la compañía de familiares y amigos, que sin importar la distancia, saben estar presentes cuando se les necesita; concluir asuntos pendientes; y, ayudar a las personas que se encuentran a mi alrededor, tanto como sea posible.
Uno de esos temas pendientes, fue un sencillo artículo de reflexión que comencé a escribir el año pasado, para la revista Ciudad Paz y que nunca concluí. Trataba sobre la importancia de la lectura y su utilidad como técnica de escape o relajación, en medio de una pandemia. Más allá de compartir títulos o recomendaciones, la intención era socializar ideas sobre los beneficios de leer e invitar a adquirir o fortalecer uno de los hábitos más positivos que podemos desarrollar a lo largo de nuestra vida.
Por ello, quiero retomar el uso de este espacio, hablando sobre este tema, pues en estos momentos difíciles por los que estamos atravesando como humanidad, cuando abundan las malas noticias y muchas personas somos víctimas de la ansiedad, la paranoia, la depresión, la angustia y, toda esa serie de desequilibrios emocionales que produce la incertidumbre de un presente inseguro y un futuro incierto, encontrar motivaciones o recursos de utilidad, se convierte en una misión que parece imposible.
Cuando nuestros hábitos y rutinas se ven modificados, tendemos a caer en la desesperación, no sabemos qué hacer, ni cómo reaccionar; hay quienes buscan la manera de bloquear los pensamientos negativos y evadir la realidad, se alejan de la televisión, los noticieros y se resignan a enfrentar -con la mejor actitud- las eventualidades que puedan surgir; otras personas, por el contrario, prefieren mantenerse informadas, investigan y están activas en medios de comunicación, en especial en redes sociales, pues se han convertido en el canal informativo con mayor demanda.
Desde luego, que una parte de la población mundial, no tiene acceso a tecnología, ni medios de comunicación, pero saben que algo no anda bien, porque han sufrido alguna de las múltiples consecuencias de la contingencia sanitaria o porque lo han escuchado de sus amistades, familiares y/o conocidos.
El punto es que a la mayoría de las personas nos ha generado un desajuste en las actividades diarias, en nuestra forma de vivir o sobrevivir, cada quien ha elegido sus mecanismos de protección que considera más favorables y ha asumido la actitud que considera más idónea para hacer frente a las repercusiones del covid-19.
A través de los libros podemos encontrar historias que nos hacen olvidar un poco las dificultades reales, nos ayudan a relajarnos, aprender y mejorar nuestro estado de ánimo.
Una de estas técnicas que pueden resultar de utilidad es la lectura, pues a través de los libros podemos encontrar historias que nos hacen olvidar un poco las dificultades reales, nos ayudan a relajarnos, aprender y mejorar nuestro estado de ánimo. Tenemos la posibilidad de elegir entre fortalecer nuestros conocimientos profesionales u ocupacionales, explorar un tema nuevo que siempre ha llamado nuestra atención, o simplemente, desconectarnos con un cuento, una novela o un poema. Sin importar lo que elijamos leer, lo fundamental es que no represente un factor estresante o que se vea como una obligación.
Por ejemplo, yo divido el tiempo que dedico a la lectura en dos partes: aquella que tiene que ver con la profesión que elegí y novelas clásicas. Busco la manera de alternar mi atención de manera equitativa y tengo en mi estante, una enciclopedia de psicología como un tema pendiente por aprender. En una ocasión, una persona al verme leyendo 'El retrato de Dorian Gray', me dijo que no debería perder mi tiempo en ese tipo de lecturas y debía enfocarme sólo en especializarme. Esa es su opinión, sin embargo, yo soy de la idea de dedicar tiempo a las cosas que amo y hasta dotarlas de un sentido romántico.
Desde que leí 'El libro salvaje' de Juan Villoro, tengo la certeza de que el lector no elige sus lecturas, sino que son los libros quienes eligen al lector. Por ello, a menudo compro libros que no leo, hasta que buscan la manera de llamar nuevamente mi atención.
En relación con esta idea, en diciembre, antes de salir de vacaciones, acudí a la librería y entre todas las obras que llamaron mi atención, hubo una en particular que me atrajo, al grado de decidirme por ella: 'La muerte y otras sorpresas', de Mario Benedetti. Tal vez, como una advertencia o un llamado a la reflexión. Probablemente la elegí de manera inconsciente, por los eventos que conlleva el ser parte de una pandemia. Lo cierto es que disfruté cada página y varios fragmentos vinieron a mi mente al despertar, después de los diez minutos que permanecí inconsciente, tras mi caída.
En un intento por transmitir la relevancia de la lectura, solo puedo decir que mi vida resulta agradable, al tener una noción de los libros que tengo pendientes de leer, y a su vez, sería también uno de los mayores pesares de mi muerte, pues leer siempre será una gran experiencia y nos aportará múltiples beneficios. Además de relajarnos, es útil para mejorar la ortografía, aumentar nuestra concentración, fortalecer habilidades de comunicación, estimular la empatía, despertar nuestra creatividad, dotarnos de capacidad para la solución de problemas, etc.
Para concluir esta tarea pendiente, no me resta más que invitarles a hacer un espacio a la lectura en los hábitos que le dan sentido a su vida. Permitirse vivir una experiencia que, comienza con una simple búsqueda y nunca tiene fin. Embriagarse con el olor de un libro, sin importar si es nuevo o viejo. Preocuparse menos, pero sin bajar la guardia, en el 2021, pues como acertadamente dice Mario Benedetti: “Si a uno le llega la hora, da lo mismo un Boeing que la puntual maceta que se derrumba sobre uno desde un séptimo piso.”
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